Los niños con TDAH a menudo tienen problemas para relacionarse con los demás y pueden ser rechazados por sus compañeros, profesores e incluso familiares.
Se ha constatado que los niños con dificultades del aprendizaje y autismo, especialmente los niños con TDAH, sufren mayor grado de bullying y ostracismo que sus compañeros.1
Aunque la causa más frecuente que lleva a los padres a consultar es el fracaso académico, no es imprescindible que esté presente para realizar el diagnóstico.
Por desgracia, para muchos estudiantes con TDAH todo ese esfuerzo que emplean en preparar los exámenes no se traduce en resultados positivos.
Durante años se ha negado la existencia de los trastornos depresivos en la infancia, sobre todo por considerar que ésta es una etapa feliz de la vida, de manera que se convierte al niño en un ser invulnerable frente al dolor.
A quién no le han dicho alguna vez: “¿No será que estás siendo un poco floja?… No te ofendas querida, te lo digo desde el corazón… ¿Te has planteado poner unos límites en casa?… He leído un libro buenísimo que dice que…”.
¿Nuestro hijo debe saber qué es el TDAH? ¿Debe saber qué es lo que le sucede? Sin lugar a duda, la respuesta es: sí. Es importante que hables con tu hijo del trastorno que padece.
Seguro que has escuchado muchas veces eso de: “el desayuno es la comida más importante del día”. Puede que te suene a dicho de abuela, pero la realidad es que la evidencia científica lo respalda.
La adolescencia es un período de cambio y evolución, una época donde no se es tan adulto como para considerarle maduro y responsable, ni tan niño como para no enfrentarse a las realidades cotidianas.