El Trastorno Negativista Desafiante (TND) es un tipo de trastorno del comportamiento. El niño con Trastorno Negativista Desafiante, es “difícil”, se enfada fácilmente y enfada a los adultos con los que convive, a los que consigue con cierta facilidad “sacar de sus casillas”.
El TDAH y el Asperger se asocian por varios motivos. Por un lado, el componente genético es muy importante en ambos, por otro lado la elevada frecuencia del TDAH hace que haya un factor «estar de asociación» con otros trastornos del desarrollo.
La dislexia es una dificultad para descifrar lo que hay escrito, que afecta a la velocidad de lectura y a la comprensión de lo que se está leyendo. Es como si las personas con dislexia no estuviesen identificando las palabras y frases resultándoles muy complicado comprender qué leen.
En los últimos años se han acumulado una gran cantidad de evidencias sobre la asociación del TDAH con afecciones como trastornos de la afectividad, ansiedad y trastornos de conducta, modificando tanto la presentación clínica como el tratamiento y el pronóstico del TDAH.
Los trastornos alimentarios, pueden ser condiciones clínicas crónicas y recurrentes, y suelen estar asociados frecuentemente a comorbilidad psiquiátrica, es decir, que se presentan junto con otros trastornos, como el TDAH, sobre todo en el caso de la bulimia nerviosa.
La depresión en adolescentes con TDAH oscila según los estudios entre 5% y 50%. Una realidad difícil de entender y afrontar para la familia. La expresión: «algo ha cambiado en mi hijo», está siendo muy frecuente en las consultas de padres con adolescentes, más en los segundos.
El comportamiento infantil depende en una gran medida de la educación, fundamentalmente de la de los padres. También influye la propia carga genética del niño, aspecto que condiciona el propio temperamento.